En el Reino Unido existen aproximadamente 60.000 pubs, habiendo al menos uno en casi todas las localidades. En ellos se venden casi 6 millones de litros de cerveza al año, lo que supone una media de 177 pintas por persona.
Aunque un pub también sirve licores y bebidas sin alcohol, su prestigio se mide por la selección y calidad de cervezas de grifo (llamadas así por provenir del grifo de un barril denominado sifón) y embotelladas que pueda ofrecer. La clientela inglesa es experta en la bebida de cebada y exige nombre y calidad en el abanico cervecero de cada casa pública. No en vano es posible encontrar pubs con hasta más de 30 grifos de cerveza.
La cerveza más característica del pub inglés es la Ale o Bitter. En la barra se distinguen perfectamente de las demás por el señorial grifo de bombeo mecánico que requieren para ser tiradas. Son caldos muy delicados que necesitan de buenos cuidados diarios y un buen sótano a fresca temperatura ambiente donde poder almacenar los barriles. Éstos contienen unos sedimentos acumulados en la parte inferior que le reportan su inconfundible sabor. El característico aroma de las Bitter flota en aquellos pubs donde está prohibido fumar.
La decoración de este tipo de bares suele guardar la solemnidad y ostentación de la cultura inglesa. Muebles de madera labrada, techos recargados y moquetas lustrosas facilitan una estancia agradable y proclive a la conversación.
Así mismo, los pubs se resguardan de la luz del día con cristales opacos o grabados muy elaborados, que también contribuyen a la creación de una atmósfera íntima y acogedora. Aunque en los últimos 20 años existe una tendencia al uso de cristales transparentes para realzar con brillo la decoración interior.
Habitualmente, cada pub posee su propia clientela regular: personas que viven en las cercanías, trabajadores de la zona, amigos del propietario o propietaria o de su personal, dándose el caso de personas provenientes de sitios más retirados.
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